miércoles, 12 de marzo de 2008

UN BESO DE SUEÑO (porque sólo fue eso y nunca más que eso). Por OLGA POZA


Entre juegos revoltosos sin intenciones premeditadas te atreviste a tocar mi entrepierna como si tal cosa no pasara. Mis ojos se cerraron y una mueca de sonrisa disimulada dejó ver que mi cuerpo y tus manos se fundieron en uno y que el placer era mío. Me dejé llevar, y tanto fue así que quisiste hacerme volver. Tus labios besaron los míos, con una sutileza que no habías utilizado antes conmigo, con una sutileza que no habías demostrado ni siquiera para tocarme la entrepierna. ¡Y volví! ¡Dios si volví! Regresé a por más besos como ese, en el que nuestros labios no tienen tiempo de conocerse y juguetean inexpertos y asustados al juego de conocerse, poco a poco, roce a roce, sin atreverse ni los tuyos ni los míos a interrumpir la inocencia de tus besos. ¡Y qué beso!, nuestro primer beso.

No hay comentarios: