viernes, 19 de octubre de 2007

MONTE KILIMANJARO DE NOCHE

La mañana no despierta sin tu presencia.
Levantando la mirada aparece tu espalda,
tu deliciosa nuca.
Despues,
tu cabecita huyendo todavía de la claridad del día.
Mirarte así reconforta como el seguir durmiendo.
¡Quiero desaparecer a tu lado!
¡Esconderme de la mañana contigo!
¡Olvidar que existe el tiempo y la maldita conciencia!
Estar,
estando,
siempre presente,
sin anticipos ni predicciones,
sin recordar apenas ni que te quiero pues eso, ya me lo susurra la piel.
Sin apetito,
ni sed.
Yacer a tu lado es el fin perfecto,
el principio de todo.

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