miércoles, 26 de septiembre de 2007

UN LUGAR PARA FÜSSLI






Johann Heinrich Füssli nació en 1741 en Zurich. El sólido ambiente intelectual y el amor por las artes que vivió durante su infancia y su adolescencia marcarían decisivamente todo su futuro. Fue un atista polifacético, así como un estudioso autodidacta, dedicándose con apasionamiento tanto a la teología, como a la pintura, la literatura, la filología o la poesía.


Su actividad artísitca coincide temporalmente con la confluencia entre neoclasicismo y romanticismo, cuando ambos movimientos contaban todavía con la suficiente vitalidad como para inspirar con la misma fuerza la obra de Füssli. Aunó ideologías y corrientes encontradas, construyendo un estilo único mediante el cual reflejó en toda su obra aspectos intangibles, morbosos e inquietantes de la sociedad y el ser humano que le rodearon durante todo su convulsionado tiempo.


El mundo de habla alemana en el que vivió, aun estaba constituido por un mosaico de principados (Alemania no se formaría como nación hasta 1870), Austria y algunos cantones suizos. A esta diversidad política se añade una pluralidad religiosa: católicos, luteranos, calvinistas, pietistas… En lo que sería Alemania, el poder lo sustentaba una aristocracia completamente reacia a lo moderno, así como una burguesía mucho menos desarrollada que en Francia o Inglaterra, y que vivió inmersa en un profundo atraso, intentando superar el despotismo ilustrado de Frederick William III (1770-1840). Este retraso social y el control ideológico por parte del poder (en 1776 un estudiante es ejecutado en Kloster por impío), explica las escasas posibilidades de arraigo que tuvieron las ideas ilustradas entre una burguesía débil y vigilada. Los intelectuales no pudieron sugerir ninguna transformación social (el poeta Schunart pasó diez años encarcelado por unos versos contra la tiranía), manejando conceptos filosóficos abstractos y tomando la vía irracional e idealista como forma de escapismo.

En este contexto no es de extrañar que el incipiente espíritu romántico prendiera con tanto apasionamiento. Bajo el apelativo de Sturm und Drang (Tempestad y Empuje) se agruparon jóvenes literarios que despreciaban los cánones y exigían el derecho a manifestar con libertad sus emociones. Johann Georg Hamann (1730-1788) y Johann Gottfried von Herder (1744-1803) serán los teóricos; Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) y Johan Christoph Friedrich von Schiller (1759-1805) sus máximos creadores, inspirándose en la naturaleza, en las tradiciones germánicas o en sus propias experiencias, fantasías y pasiones.

A partir de 1760 la Sturm und Drang comenzó a tener resonancia, y sus postulados fueron discutidos en las reuniones del domicilio de Johann Heinrich Füssli. En dichas reuniones tres personas destacarán en cuanto a su influjo sobre Füssli: Johann Jakob Bodmer (1698-1783), Johann Jakob Breitinger (1701-1776) y su padre.

Johann Jakob Bodmer, personaje sobre el que gravitará la intelectualidad en Zurich, mezcla su apoyo a la Sturm und Drang con residuos racionalistas y a ambos aspectos une una enorme admiración por la cultura inglesa; considera a William Shakespeare (1564-1616) el máximo genio dramático, asume el ideal griego-humanista-puritano de John Milton (1741-1801), y elogia la emoción lírica de Young en sus "Pensamientos nocturnos". Por Johann Jakob Bodmer, Johann Heinrich Füssli conoce a los que serían sus compañeros Johann Kaspar Lavater (1741-1801) y Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827), así como a sus fuentes de inspiración: Homero, Dante Alighieri (1265-1321), William Shakespeare, John Milton, etc. Johann Jakob Bodmer le enseña que aparte de lo bello también existe una poética de lo horrible, de lo macabro, de lo mórbido. Johann Jakob Breitinger, además de convertirlo en un experto en filosofía clásica, le anima a reunir en una misma obra lo fantástico y lo racional. El padre de Füssli por su parte, siempre empujó a su hijo hacia las artes.


Johann Heinrich Füssli tiene una formación individual y ecléctica. Desde pequeño tiene acceso a la extensa colección de arte propiedad de la familia, y copia ávidamente cuando aparece ante sus ojos. Desde el principio elige escenas siniestras, macabras o burlescas ,y pronto recrea lo que imita. El mundo pictórico de Johann Heinrich Füssli empieza a ser ya en este temprano momento sobrecogedor y misterioso; un erotismo perverso se hace patente; la exageración consciente de los sentimientos conduce a lo grotesco.

Johann Heinrich Füssli compatibiliza con sus inicios en la pintura sus estudios de teología. Ordenado pastor zwingliano en 1721, sus sermones construidos según la crítica de la Biblia del Siglo de las luces y dentro de la nueva teología subjetiva causan sensación entre los feligreses. A consecuencia de un panfleto que redacta con su amigo Johann Kaspar Lavater son acusandos de corruptos al gobierno de Zurich y se ven obligados a huir de Alemania.


En 1764 Johann Heinrich Füssli, separándose de Johann Kaspar Lavater que retornan a Zurich, viaja a Londres en compañía de Sir Andrew Mitchell, embajador británico en Berlín. Su afincamiento en Inglaterra, además de por su confesada anglofilia, debe comprenderse desde el deseo del artista de la búsqueda de una mayor libertad en su propia vida y en su trabajo. Para Johann Heinrich Füssli, Frederick William III (1770-1840) era la encarnación del tirano, y Alemania, fragmentada en pequeños principados, un país de ciudadanos esclavizados. En Londres su horizonte se ensancha al descubrir una sociedad abierta, culta y refinada que le marca inmediatamente. Sir Andrew Mitchell le introduce en los ambientes aristocráticos e intelectuales, y a través de él conoce a Thomas Coutts, hombre acaudalado, y banquero de George William Frederick III (1738-1820), que será su futuro mecenas. Traduce a Johann Winckelmann (1717-1768), y publica un ensayo sobre Jean-Baptiste Rousseau (1671-1741), pensador al que admira y que había conocido tras una corta estancia en París. Rápidamente adquiere prestigio por su erudición y sus atrevidos juicios. En estos años la ideología de Johann Heinrich Füssli se va transformando bajo el influjo de los sofisticados círculos en los que se va introduciendo. Abandona su religiosidad y su moralismo se atenúa, aislándose paulatinamente del mundo exterior para concentrarse en la esfera de lo abstracto y de su propio pensamiento.

Johann Heinrich Füssli hasta entonces más escritor y estudioso que artista, es animado por Sir Joshua Reynolds (1723-1792) para que perfeccione su faceta de pintor. Con la ayuda económica de Coutts emprende en 1770 un viaje de ocho años a Italia para estudiar a los grandes maestros. Aunque visita muchas ciudades como Florencia, Venecia, Pompeya, Nápoles…, acaba estableciéndose en Roma. Johann Heinrich Füssli nuevamente evidencia su independencia y audacia tomando caminos poco convencionales. Decide prescindir de profesor y como hizo en su adolescencia, sigue con su formación de una manera completamente autodidacta.


En 1778 deja Roma, y tras una corta estancia en Zurich, vuelve definitivamente a Londres. Su propio lenguaje pictórico había nacido . "La pesadilla", donde una atractiva joven yace dormida mientras por la habitación vagan los personajes que sus propios sueños evocan, fue su primera obra de éxito mundial, siendo expuesta por primera vez en 1781 en la Royal Academy. En esta obra Johan Heinrich Füssli estaba mas interesado por el erotismo que por lo irracional, y fue por esto que se valió de una opinión medica de la época que aludía a que las pesadillas de las muchachas jóvenes eran a menudo inducidas por un copioso flujo menstrual. Como observó el doctor John Bond en 1753: "tales sueños son sugeridos tanto por la presión en el pecho como por la posición supina de la durmiente, por lo general resultado de una violenta relación sexual […], esta clase de sueños son los que dan origen a rumores acerca de relaciones con el diablo. Algunas veces se ha escrito que el diablo aparece en la forma de un corcel fogoso, aunque este está más comúnmente asociado a la figura masculina". Cualquiera que fuera su interés Johan Heinrich Füssli creo con esta obra un nuevo tema para el tratamiento dramático que fácilmente se convertiría en una exploración de lo irracional. Diecisiete años más tarde, en "El sueño de la razón produce monstruos", Goya (1746-1828) mostraría a un hombre agobiado por fantasías que ninguna explicación medica podía disipar.

Para Johann Winckelmann el arte debía interpretar visualmente la poesía de Homero. A esto Johann Jakob Bodmer añade que la misión del pintor es retratar las pasiones. Johann Heinrich Füssli en connivencia con la idea del genio en la Sturm und Drang, asume estas premisas y se mantiene siempre en un concepto literario de la pintura: "Toda obra de arte debe contar plena y esencialmente su propia historia". Sin embargo, esta refinada destilación de conocimientos y emociones, resultó ser demasiado compleja para la mayoría de sus contemporáneos. A él en absoluto le preocupó que la considerasen incomprensible o extravagante, ya que incluso aquellas consideraciones le satisfacían.


En su ensayo sobre Rousseau auna las ideas del filósofo, que considera que el estado perfecto del hombre es el estado de naturaleza, aludiendo a que el ser humano (y con ser humano sólo se referirá al hombre blanco oocidental) es naturalmente bueno, y que la sociedad y la educación lo depravan. Johan Heinrich Füssli lo acepta, mas llega a conclusiones en cierto modo distintas. Pesimista, piensa que ni una nación ni el hombre son mejorables, de ahí su progresiva despolitización, tampoco cree como haría Rousseau en la posibilidad de reconciliar a la sociedad con el individuo. En cuanto al arte comparte su idea de que a una sociedad corrupta no se le puede ofrecer un arte moral, pero a diferencia de Rousseau que desprecia el arte, admite esta situación y la lleva hasta sus ultimas consecuencias. Para Johan Heinrich Füssli el arte es privilegio del genio y este está por encima de todas las normas. Con este concepto de tener derecho a crear libremente lo que le inspire su mente, la única salida viable es un arte irracional y fantástico cuya nomenclatura sólo es descifrable por un reducido circulo de iniciados; una elite culta capaz de comprender su lenguaje hermético y disfrutar de una enigmática belleza próxima a lo esotérico, a un infantil sadomasoquismo.


Muere en 1825.

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